lunes, 27 de septiembre de 2010

Evaluando el "valor agregado"de los docentes

Evaluar a los docentes en términos de los logros de aprendizaje de sus estudiantes año tras año (“valor-agregado”) es un tema más popular que nunca en los EEUU. Un artículo reciente en el New York Times (abajo) revisa tanto los argumentos a favor de este enfoque como en algunas de sus fallas.


El interés en este enfoque basado en el “valor-agregado” ha incrementado hoy en día en parte por causa de la decisión controversial de Los Angeles Times en publicar una base de datos que evalúa a 6,000 docentes en escuelas primarias en una escala de “el más eficaz” al “menos eficaz.” El Secretario de Educación de los EEUU, Arne Duncan, apoyó la decisión del periódico, basado en el principio de transparencia, y argumentando que “en otros campos, hablamos constantemente del éxito, con estadísticas y otras medidas para probarlo. ¿Por qué, en temas de educación, nos asusta hablar de cómo se ve el éxito? ¿Qué hay por esconder? Otras ciudades grandes, incluyendo a Chicago, Nueva York y Washington, DC, están experimentando con este enfoque.

Aunque las investigaciones sobre el enfoque basado en el valor-agregado no son conclusivas, muchos expertos apoyan su inclusión en la evaluación del docente. La decana del Harvard Graduate School of Education recientemente hizo un llamado más general sobre la importancia de adoptar reformas nuevas, como escuelas chárteres, y ligar la evaluación docente al logro de aprendizaje de los estudiantes, aun en las etapas experimentales: “los niños desaventajados no pueden esperar más investigaciones,” ella argumenta, concluyendo que “tenemos que resistir la resistencia al cambio. El estatus quo en la educación nos da la razón suficiente.”

Información compartida por Eduardo Cabezón, Ph. D., Director de Escuela, Pedagogía de Educación Básica, Universidad San Sebastián - sede Bellavista.

Liceos Bicentenario: por la senda de la meritocracia

El proyecto de Liceos Bicentenario impulsado por el Ministerio de Educación, busca generar oportunidades para que estudiantes de la educación pública alcancen mejores resultados académicos y accedan a la educación superior, favoreciendo de este modo, su movilidad social.
En Chile existen actualmente algunos liceos de excelencia, pero se concentran en la región metropolitana, por tanto los liceos Bicentenario entregarán la oportunidad de acceder a una educación pública de calidad a las regiones.

Si consideramos que los establecimientos de educación media municipalizada del país no obtienen los resultados esperados, y que al compararlos con los resultados obtenidos por los establecimientos particulares pagados, presentan una brecha que ha ido aumentando con el paso de los años (de 107 a 144 puntos en promedio de resultados PSU entre 2004 y 2010, según datos del Demre), resulta comprensible que la autoridad ministerial tome cartas en el asunto y aplique medidas tendientes a revertir malos resultados, entre las cuales encontramos el proyecto de creación de establecimientos de excelencia.

Hasta el momento, las políticas educacionales se habían focalizado en disminuir la deserción escolar (Programa Liceos Prioritarios) o en fomentar la innovación de liceos con propuestas educativas (programa Montegrande), por tanto es altamente positivo que ahora el foco de atención esté en brindar oportunidades de desarrollo a jóvenes en situación vulnerable pero con buen desempeño escolar, pues se incentiva la meritocracia, particularmente el sentido de responsabilidad, compromiso y afán de superación.

Los Liceos Bicentenario deben constituir una más de varias medidas tendientes a disminuir las brechas existentes en la educación nacional, y aquellos establecimientos que no sean considerados entre los beneficiados con esta iniciativa, deberán trabajar con más ahínco en función de mejorar la calidad de sus resultados, considerando los distintos recursos y apoyos que pueden obtener por la vía de proyectos a través del Ministerio de Educación.

Si se obtienen los resultados esperados, en el mediano plazo es probable que sean más de 50 los establecimientos que logren el nivel de excelencia, involucrando no sólo a una selección de estudiantes talentosos. De momento, es de esperar que los Liceos Bicentenario signifiquen un estímulo para que más jóvenes se esfuercen por obtener mejores logros en su vida estudiantil.

Por Paula Luna Ramírez, Mg. en Educación, Directora de Escuela de Pedagogía en Historia y Geografía, Universidad San Sebastián - sede Concepción

martes, 10 de agosto de 2010

Medidas complementarias para incentivar el ingreso de talentos a las carreras de pedagogía: una deuda pendiente

Con beneplácito nos hemos enterado que el Ministro de Educación anunció medidas concretas para atraer jóvenes talentos a las carreras de pedagogía, consistentes en becas, aportes en dinero y posibilidades de intercambio en el extranjero.

Desde hace tiempo que las investigaciones apuntan al rol clave que cumplimos los profesores en el aprendizaje de los estudiantes, por ello preocuparse que los mejores puntajes PSU encuentren incentivos para estudiar pedagogía me parece una medida acertada, aunque insuficiente si el fin último es mejorar efectivamente la calidad de la Educación en Chile.

Esta medida debe complementarse en primer lugar, con una revisión exhaustiva de la calidad de los programas que imparten las instituciones formadoras de formadores, debiendo ser un requisito sine qua non para la entrega de beneficios a los puntajes de excelencia, la postulación a programas acreditados, idealmente por un período no inferior a 3 años. En segundo lugar, es urgente la revisión del estatuto docente, de modo que los vicios que han surgido al amparo de esta legislación sean reemplazados por el fomento de una profesionalización docente que asociada al mérito, premie a los profesores de excelencia con mejores rentas a lo largo de su carrera. Finalmente, resulta indispensable la creación de equipos de gestión en los establecimientos educacionales, altamente calificados, con capacidad de autonomía en la toma de decisiones, con presupuestos realistas y con estándares de eficiencia medibles cada cierto tiempo, de modo que la cultura de la calidad sea una práctica habitual.

Si bien es cierto que es un avance mejorar las condiciones de ingreso de la “materia prima” que asumirá la formación de los jóvenes del siglo XXI, la autoridad ministerial no debe descuidarse de ofrecer también incentivos para la carrera docente, considerando que los postulantes de hoy son cada vez más críticos, demandantes e informados.

Por Paula Luna Ramírez, Mg. en Educación, Directora de Escuela de Pedagogía en Historia y Geografía, Universidad San Sebastián - sede Concepción

jueves, 5 de agosto de 2010

La matemática como medio de aproximación al mundo real

En el contexto de la permanente preocupación por los deficientes logros generalizados de nuestros niños y jóvenes de nuestro país en aprendizajes en matemática es que se plantean las siguientes ideas a modo de reflexión.
El lenguaje cotidiano o la mera simplificación de los conceptos matemáticos pueden distorsionar los aprendizajes. Esto, dado principalmente por la disonancia entre la construcción conceptual que intenciona conceptos posteriores en la enseñanza formal y el uso coloquial que apunta a explicar procesos o entes asociados a conceptos matemáticos en forma aproximada e imprecisa.
  • Aparecen aquí los objetos geométricos que usualmente se asocian con formas geométricas.
  • Las propiedades de los conjuntos numéricos que se visualizan a interesante distancia de la solución de problemas cotidianos.
  • Figura el álgebra como una herramienta que se nutre de sí misma y no como instrumento de modelamiento para la resolución de problemas, entre otras aplicaciones. 
Es decir, se debe acercar el uso de la matemática al y en el contexto inmediato de uso, con la salvedad de procurar un uso conceptual correcto. No es menor la tarea de desaprender un concepto mal aprendido para instalar uno correcto, en términos del tiempo que ello demanda.

Los preconceptos que instalamos en los niños respecto a las condiciones supuestamente heredadas de “bueno o malo para la matemática”, condicionan y/o predisponen a los alumnos para afrontar un uso cercano y amistoso de la matemática como herramienta eficaz para resolver problemas de su entorno o para dar explicación respecto a situaciones y procesos que la involucran.

  • El rotular de bueno o malo para la matemática en atención a un historial familiar de fracasos o malas experiencias no aporta, sino que resta posibilidad de desarrollo.
  • El generar por el contrario estímulos positivos para los logros y desempeños de uso, le confiere seguridad y construye una historia de éxitos en los alumnos que fortalece su autoestima académica y genera círculos virtuosos a través de rótulos tales como: “Tú eres muy bueno matemáticamente” o “eres muy hábil con los números” entre otras frases. 
La matemática no se circunscribe tan sólo al cálculo sino que implica estrategias de acercamiento para solucionar problemas, es decir, estimula el desarrollo del análisis lógico para solucionar dilemas. El analizar alternativas de elección frente a un determinado requerimiento, demanda de la lógica matemática, la forma de como empezar, elegir elementos relevantes, clasificar, ordenar, jerarquizar pasos y procesos.
  • Así a modo de ejemplo, el cocinar no tan solo requiere de una serie de cálculos para estimar la cantidad adecuada de ingredientes, sino que propone el desafío de articular lógicamente los pasos secuenciados de una tarea donde el orden de los factores y pasos sí altera el producto.
  • El desarrollar el carácter empático para resolver problemas de relaciones humanas requiere por ejemplo, desde el análisis, hasta el estructurar un algoritmo lógico de pasos para afrontar y resolver desde las distintas miradas de los actores involucrados, de modo de plantear una solución concordada y que satisfaga a todos, como en teoría de conjuntos que incluya a todos y que logre la mayor cantidad de puntos comunes de consenso (intersección). 
Finalmente en la medida que asociamos estos elementos y los hacemos conscientes en los alumnos, desde el discurso intencionado y consensuado de sus referentes inmediatos del saber, es decir, familia y colegio, podremos cambiar la apreciación de esta disciplina como herramienta y conjunto de conocimientos que nos facilita las cosas, que en ella está la raíz de las soluciones y no de los problemas, es que haremos la inflexión necesaria para hacerla más amigable y cercana a nuestros niños y jóvenes. Incorporar el uso adecuado del lenguaje matemático demanda esfuerzos conjuntos de anticipación y preparación para estructurar un código claro y comprensible pero certero y bien usado.

En definitiva hablar a través del lenguaje de la matemática nos acercamos a entender nuestro entorno, y a su vez se puede afirmar que el entorno está escrito en este lenguaje matemático.

Por Ricardo González Méndez, Mg. en Evaluación de los Aprendizajes, Secretario de Estudio de Pedagogía en Matemática, mención Informática Educativa, Universidad San Sebastián - sede Concepción.

viernes, 30 de julio de 2010

Inglés en el Simce


La noticia enunciada por el Ministro de Educación en relación a la prueba Simce debería inquietar a los profesores de inglés de nuestro país y aún más a los formadores de ellos.

Hace algunos años ya se habla de Bilingüismo en Chile y es por esta razón que los resultados de esta medición basada en estándares internacionales nos obligará a estar aún más conscientes de los profundos cambios que deben producirse al interior del aula para que los estudiantes chilenos logren una competencia comunicativa en la lengua extranjera que les sirva de herramienta no sólo en su vida laboral sino también en la personal.

Ya quedaron atrás los tiempos en que la clase de  inglés se remitía a listas de verbos e interminables ejercicios gramaticales y de traducción o al uso de básicamente “Good morning “ y “Good bye”. Es mandatorio que los profesores de inglés realicen gradualmente todas sus clases en inglés y así logren el ambiente adecuado para que se produzca un aprendizaje significativo que no sólo va a mejorar resultados sino también la motivación en nuestros estudiantes. No debemos perder de vista que, si bien es cierto, esta primera prueba sólo medirá las habilidades pasivas, todo examen internacional también incluye las productivas; es decir el desafío es lograr una comunicación efectiva en la lengua extranjera.  

Por último, valorando los esfuerzos individuales de muchos de los profesores chilenos en diferentes establecimientos educativos del país, quiero ser optimista y pensar que tanto los directivos de los colegios y los formadores de formadores otorgarán los recursos y herramientas necesarias para poder cumplir con este gran desafío nacional. 

Por Mirsa Beltrán Sanhueza, Mg. en Lingüística, Directora de Escuela, Pedagogía en Inglés, Universidad San Sebastián - sede Concepción.

jueves, 29 de julio de 2010

Sistema Nacional de Evaluación del Desempeño (SNED) de los Establecimientos Subvencionados y de los regidos por el D.L. 3166

El objetivo principal del SNED es contribuir al mejoramiento de la calidad de la educación impartida por el sistema educacional subvencionado del país, mediante el incentivo y reconocimiento a los profesionales de la educación de los establecimientos con mejor desempeño

A partir de 1990, se activó un proceso de cambios profundos en el sistema educativo chileno, con la intención de mejorar la calidad y equidad de la enseñanza. En este contexto, se realizaron importantes innovaciones en la política educacional y en sus instrumentos.

El SNED contempla la entrega de un beneficio económico, denominado Subvención por Desempeño de Excelencia para los establecimientos de mejor desempeño, el cual es distribuido entre los docentes de los establecimientos seleccionados.

Para más información:
http://www.sned.cl/appSned/Public/documentos-tecnicos.jsp
http://www.sned.cl/mineduc/sned/documentos/tecnicos/FolletoDifusionSNED.pdf

Por Eduardo Cabezón, Ph. D., Director de Escuela, Pedagogía de Educación Básica, Universidad San Sebastián - sede Bellavista.

Y los académicos formadores de formadores... ¿cómo andamos por casa?

Hay varios elementos relevantes para realizar una buena integración de las tecnologías de información y comunicación (TIC) al aula, entre ellas tenemos el nivel de competencia informático a nivel instrumental que todo docente debiera tener. Esto es conocimientos y habilidades a nivel de usuario en lo que concierne a software y hardware, además de poseer habilidades informacionales y crear o trabajar con elementos multimediales.

Hoy es básico, casi obvio que cualquier docente debe ser competente en conocimientos básicos de un procesador de texto, planilla electrónica, navegación en Internet y uso de e-mail. Pero esto no basta si queremos educar para el futuro y no para la época industrial ya pasada.

En la formación inicial docente y también continua, debiera considerarse una serie de otros conocimientos que ya muchos estudiantes manejan. Una lista mínima debiera ser la siguiente: gestión de los programas que se utiliza habitualmente en un computador; gestión de archivos y carpetas en las unidades de almacenamiento; conexión de periféricos; gestión de copias de seguridad y antivirus; instalación y desinstalación de programas; utilización de recursos compartidos en red; mantenimiento básico del equipo; uso de un OCR (escaneado de documentos); creación , captura y tratamiento de imágenes; uso de cámaras; búsqueda y selección crítica de información; uso de la web 2.0 (red social) como herramienta de actualización profesional; sindicación de contenidos en la red; elaboración de presentaciones multimediales; utilización de programas on line como blogs, wikis, Youtube; Flickr; Slideshare, calendarios, geolocalización, libros virtuales compartidos, noticias, ofimática on-line (Googledocs); pizarras digitales interactivas; videoconferencias; conocimientos básicos de entornos virtuales de enseñanza, …

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Por Ricardo Sobarzo Zambrano, Mg. en Educación y Multimedios, Director de Proyectos y Responsabilidad Social, Universidad San Sebastián - sede Concepción.

miércoles, 28 de julio de 2010

Respecto a la Educación en Chile

Mucha polvareda han levantado las informaciones referidas a los resultados de la Prueba INICIA, de la prueba SIMCE y ahora último las propuestas para el mejoramiento de la educación realizadas por el Panel de Expertos. Al respecto y con el fin de dar claridad es necesario precisar lo siguiente:

1. La Prueba Inicia se refiere a los conocimientos que debe poseer un egresado de la carrera de Pedagogía General Básica y de la especialidad que enseñará. Este examen es aplicado de forma voluntaria tanto a los egresados como a las instituciones formadoras (43 de 57 instituciones formadoras se inscribieron para participar).

2. La Prueba SIMCE recoge información referida a los niveles de logro de aprendizajes alcanzados por los estudiantes respecto a un conjunto de contenidos establecidos como míninos que deberían haber adquirido los estudiantes a ese punto de su proceso de formación, dicho contenidos mínimos son los establecidos en los programas de asignatura y se espera que los establecimientos abarques algo más que dichos mínimos.

3. Las propuestas realizadas por los espertos apuntas a tres áreas: Formación inicial docente, fortalecer la carrera docente y dar automomía a sostenedores para su gestión. Cuestiones que has sido analizadas y sobre las cuales se han elaborado propuestas con anterioridad (y seguramente se seguiran realizando en el futuro).

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Por Roberto Reinoso Bascuñán, Mg. en Enseñanza de las Ciencias, Director de Escuela, Pedagogía en Matemática, Universidad San Sebastián, sede Concepción.

Liceos de excelencia

Mejorar la calidad de la educación en Chile es un tema en el que hay consenso. Donde no existe un acuerdo unánime es respecto de la forma de lograr este cambio. El Presidente Sebastián Piñera ha anunciado la creación de 50 liceos de excelencia en el país, siguiendo el modelo del Instituto Nacional. Mi pregunta es: ¿es realmente la forma de conseguir este objetivo? Aunque este tipo de establecimientos logrará dar una posibilidad más concreta a los buenos alumnos de conseguir mejores resultados académicos, también permitirá acrecentar la brecha entre aquellos que son buenos y no tan buenos alumnos. Otro impacto predecible es que se acentuará la selección de alumnos, incrementando eventuales niveles de discriminación hacia ellos.

Más que crear este tipo de liceos, opino que lo que podríamos hacer es trabajar por mejorar los programas formativos de los estudiantes de Pedagogía, motivar a los jóvenes de mejores puntajes que opten por nuestras carreras y, por cierto, capacitar a los directivos de los establecimientos en el mejoramiento de la gestión escolar. Es una reforma de fondo, exigente y a largo plazo.

Si ocupamos bien los recursos en buscar alternativas que nos permitan cubrir un espectro más amplio de niños y jóvenes y no sólo segmentar en un tipo de colegios, los resultados serán más transversales y, a la larga, mucho mejores.

Por Carmen Paz Soto, Mg. en Educación, Directora de Pedagogía en Historia y Geografía, sede Valdivia

Formación Inicial Docente: claves para una buena elección

Cuando nuestro país es sometido a mediciones en el ámbito de la Educación, afloran los problemas y el tema se transforma en un debate nacional insoslayable.

Sabido es que si de responsabilidades se trata, los profesores somos quienes recibimos las mayores críticas, que apuntan a la persistencia de prácticas de enseñanza tradicional en un mundo dominado por nativos digitales, que necesita de cambios paradigmáticos en la metodología y por cierto, también en la evaluación.

La comisión de expertos que ha entregado a principios del mes de julio un informe con propuestas para mejorar la profesión docente en el sistema escolar chileno, menciona que es clave en la Formación Inicial Docente la incorporación de ajustes como la selección de los postulantes de las carreras de pedagogía (atracción de “talentos”), la garantía de calidad de las instituciones formadoras (acreditación) y la certificación de competencias al momento del egreso (prueba INICIA).

Por tanto, es un asunto de suma importancia que los futuros postulantes a las carreras de pedagogía y sus familias se informen acerca de la oferta académica existente, considerando tres indicadores mínimos en su elección:

1. Acreditación

Hoy día es un requisito sine qua non que las carreras de pedagogía deben acreditar sus programas a fin de garantizar procesos de calidad en la formación inicial docente. Más allá de la diferencia entre universidades tradicionales y universidades privadas, hoy día la tendencia se orienta hacia la distinción entre carreras que acreditan y las que no, estas últimas con pocas posibilidades de continuar impartiéndose a menos que reviertan sus resultados. Por tanto no es una exageración que la comisión de expertos proponga al menos 4 años de acreditación para garantizar calidad de los programas de formación inicial, con ajustes tanto en el proceso como en las entidades acreditadoras.

2. Cuerpo académico

De acuerdo con el informe de la comisión sobre Formación Inicial Docente convocada el año 2005, se detectó en las carreras de pedagogía una falta de articulación entre el cuerpo académico (formadores de formadores) y el ámbito escolar, vale decir, se enseña desde la teoría desvinculada de la realidad que se vive en las aulas, lo que supone una desventaja para el futuro profesor, por ejemplo, a la hora de generar ambientes propicios para el aprendizaje. Por ello adquiere relevancia que el cuerpo académico que trabaja en la formación de pregrado posea vinculación y experiencia en el campo laboral de los futuros profesores (colegios y liceos).

3. Convenios

Entre las fortalezas destacadas en los procesos de acreditación de carreras de pedagogía, las prácticas tempranas son consideradas claves para apoyar o corregir falencias en el proceso formativo de los futuros profesores. Por tanto, resulta de suma importancia que las instituciones que imparten carreras de pedagogía establezcan convenios que permitan a sus estudiantes conocer las distintas realidades educacionales existentes y trabajar con metodologías diversas que se adapten a los requerimientos de cada realidad.

En síntesis, las instituciones formadoras de profesores enfrentamos el desafío de preparar profesionales de la educación para lo único permanente que conocemos en la sociedad del siglo XXI: el cambio constante.

Por Paula Luna Ramírez, Mg. en Educación, Directora de Escuela, Pedagogía en Historia y Geografía, sede Concepción.

martes, 27 de julio de 2010

El Simce y los colores

Nuevamente el Simce y sus resultados ponen en el tapete las falencias de la educación chilena. La segmentación y la desigualdad social de nuestro país, tal como lo señalan diferentes investigaciones, afectan directamente la formación de nuestros niños. El Ministro de Educación, con el propósito de dar una señal clara, no sólo de preocupación, sino que también de ocupación en el problema, ha propuesto transparentar los resultados. Para ello, dispuso la realización de mapas regionales con los “números” de cada establecimiento y también colores que permitirán identificarlos y categorizarlos según su rendimiento en: alto (verde), medio (amarillo) y bajo (rojo).


Lo anterior recuerda la antigua práctica de agrupar a los alumnos de un curso en filas: la de los aplicados, la de los “más o menos” y la de los flojos. En ese tiempo, todos queríamos estar en la fila de los mejores estudiantes, pues el hecho de formar parte del grupo opuesto nos estigmatizaba y nos discriminaba.

Así, cuando los padres reciban la carta y el mapa comunal, bien vale preguntarse: ¿no estaremos estigmatizando a los colegios categorizados con rojo?, y sin querer les haremos más difícil la posibilidad de superarse, pues si bien es cierto que sus resultados son bajos, desconocemos el contexto en que se consiguieron.

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Por Eduardo Romero, Mg. en Educación, Coordinador de Prácticas, Pedagogía en Educación Básica, sede Concepción

miércoles, 21 de julio de 2010

Liderazgo efectivo en el aula, la tarea pendiente en las escuelas de hoy

Las investigaciones sobre la efectividad de las escuelas y el liderazgo escolar, con especial énfasis en el liderazgo efectivo en aula, han sido sujetos de creciente interés en las últimas dos décadas. Escuelas que muestran un liderazgo firme y un involucramiento completo de sus docentes con el éxito de todos sus estudiantes son motivo de periódicas citas en la literatura. Directivos escolares que proyectan un liderazgo estable y apropiado, usando las estructuras formales e informales, empoderando a sus docentes y respondiendo con prontitud y eficacia a los cambios externos a la escuela, son motivo de regulares elogios entre los especialistas. Profesores que lideran en sus aulas, centrados en la enseñanza-aprendizaje de sus alumnos y en el manejo efectivo de la sala de clases, concentran la atención de los investigadores preocupados del liderazgo escolar.


El desafío de entregar una educación de calidad a la mayor cantidad de estudiantes posibles parece una tarea exasperante y sin fecha de término. El presente trabajo esperar responder a las interrogantes que genera esta ardua empresa, de modo de cumplir con los retos que nos plantea el siglo XXI. Busca poner el acento en un liderazgo que privilegia el aprendizaje y que se concentra en los buenos resultados en la sala de clases para todos los estudiantes. Aborda temas relevantes para el éxito del trabajo educativo, poniendo el acento en el rol fundamental que juega el liderazgo de los profesores en los resultados y logros de sus alumnos. Incluye tópicos como las responsabilidades asociadas al liderazgo; la influencia del liderazgo en la mejora de los resultados; la construcción de liderazgo en la escuela; el liderazgo como un trabajo en equipo y de esfuerzos compartidos; la importancia del proceso enseñanza-aprendizaje; los atributos de un docente con condiciones para liderar; y el uso de buenas prácticas, con énfasis en mejores resultados en la sala de clases.

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Por Jorge Jiménez Espinoza, Ph.D.Higher Education Administration, University of Oregon, U.S.A.
Decano de la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad San Sebastián

lunes, 19 de julio de 2010

Educación de calidad: Propuestas de cambio v/s institucionalidad vigente

Hace algunos días, un panel de expertos para una Educación de Calidad, compuesto por doce profesionales con amplia trayectoria y experiencia en políticas públicas de educación, entregó al Presidente de la República un informe, en el cual se propone, entre otras medidas, el fortalecimiento de la profesión docente en tres áreas esenciales: Formación inicial docente, Carrera docente y Docentes directivos

Quiero referirme en particular al área relacionada con los docentes directivos, aspecto clave para un cambio de estructura en la educación pública, tal como lo demuestra la evidencia empírica acumulada internacionalmente (Brunner y Elacqua, 2003). La comisión propone un programa de formación de directores, de modo que se aseguren las competencias de liderazgo necesarias para gestionar una escuela efectiva, lo que iría de la mano con mejoras salariales y atribuciones para facilitar la formación de equipos de trabajo. Me parece que si bien son buenas iniciativas, se estrellarán con la institucionalidad que cobija a la educación pública -específicamente el estatuto docente- que ha impedido a los directores competentes realizar una gestión eficiente, porque muchas de las decisiones que afectan a la unidad educativa no dependen de ellos.

A partir del mes de agosto las propuestas entregadas por el panel de expertos serán discutidas en el colegio de profesores. Guardo la esperanza que prime el criterio profesional por sobre el criterio político, la mirada técnica por sobre la mirada gremialista. La próxima tarea de la comisión de expertos será analizar la institucionalidad que cobija al sistema de educación pública, en tanto, quedaremos a la espera de los cambios a largo plazo que debieran producir profundas modificaciones a las estructuras institucionales vigentes. De no ser así, una vez más estaremos en presencia de una comisión cuyas buenas ideas sólo quedaron en eso: buenas ideas.

Por Paula Luna Ramírez, Mg. en Educación,  Directora de Escuela, Pedagogía en Historia y Geografía, sede Concepción