miércoles, 28 de julio de 2010

Formación Inicial Docente: claves para una buena elección

Cuando nuestro país es sometido a mediciones en el ámbito de la Educación, afloran los problemas y el tema se transforma en un debate nacional insoslayable.

Sabido es que si de responsabilidades se trata, los profesores somos quienes recibimos las mayores críticas, que apuntan a la persistencia de prácticas de enseñanza tradicional en un mundo dominado por nativos digitales, que necesita de cambios paradigmáticos en la metodología y por cierto, también en la evaluación.

La comisión de expertos que ha entregado a principios del mes de julio un informe con propuestas para mejorar la profesión docente en el sistema escolar chileno, menciona que es clave en la Formación Inicial Docente la incorporación de ajustes como la selección de los postulantes de las carreras de pedagogía (atracción de “talentos”), la garantía de calidad de las instituciones formadoras (acreditación) y la certificación de competencias al momento del egreso (prueba INICIA).

Por tanto, es un asunto de suma importancia que los futuros postulantes a las carreras de pedagogía y sus familias se informen acerca de la oferta académica existente, considerando tres indicadores mínimos en su elección:

1. Acreditación

Hoy día es un requisito sine qua non que las carreras de pedagogía deben acreditar sus programas a fin de garantizar procesos de calidad en la formación inicial docente. Más allá de la diferencia entre universidades tradicionales y universidades privadas, hoy día la tendencia se orienta hacia la distinción entre carreras que acreditan y las que no, estas últimas con pocas posibilidades de continuar impartiéndose a menos que reviertan sus resultados. Por tanto no es una exageración que la comisión de expertos proponga al menos 4 años de acreditación para garantizar calidad de los programas de formación inicial, con ajustes tanto en el proceso como en las entidades acreditadoras.

2. Cuerpo académico

De acuerdo con el informe de la comisión sobre Formación Inicial Docente convocada el año 2005, se detectó en las carreras de pedagogía una falta de articulación entre el cuerpo académico (formadores de formadores) y el ámbito escolar, vale decir, se enseña desde la teoría desvinculada de la realidad que se vive en las aulas, lo que supone una desventaja para el futuro profesor, por ejemplo, a la hora de generar ambientes propicios para el aprendizaje. Por ello adquiere relevancia que el cuerpo académico que trabaja en la formación de pregrado posea vinculación y experiencia en el campo laboral de los futuros profesores (colegios y liceos).

3. Convenios

Entre las fortalezas destacadas en los procesos de acreditación de carreras de pedagogía, las prácticas tempranas son consideradas claves para apoyar o corregir falencias en el proceso formativo de los futuros profesores. Por tanto, resulta de suma importancia que las instituciones que imparten carreras de pedagogía establezcan convenios que permitan a sus estudiantes conocer las distintas realidades educacionales existentes y trabajar con metodologías diversas que se adapten a los requerimientos de cada realidad.

En síntesis, las instituciones formadoras de profesores enfrentamos el desafío de preparar profesionales de la educación para lo único permanente que conocemos en la sociedad del siglo XXI: el cambio constante.

Por Paula Luna Ramírez, Mg. en Educación, Directora de Escuela, Pedagogía en Historia y Geografía, sede Concepción.

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